Acudir al ginecólogo periódicamente es fundamental para el bienestar y la salud de las mujeres. Sin embargo, según un informe realizado por la consultora Ipsos Global Advisor, el 19 % de las españolas nunca ha ido al ginecólogo, lo que podría poner en riesgo su salud. Las principales pruebas ginecológicas son la citología, la mamografía y la ecografía de pecho. En el artículo de hoy, veremos por qué son tan importantes, en qué consiste cada una de ellas y cuál es la edad a la que deben realizarse según los expertos.
Tabla de contenidos
¿Por qué realizarse una revisión ginecológica?
Acudir al ginecólogo con cierta periodicidad es una forma de prevención, de ahí que no baste con pedir cita cuando exista una molestia abdominal o mamaria, al empezar a tomar pastillas anticonceptivas o en caso de embarazo. Realizarse una revisión ginecológica anual puede ayudar a muchas mujeres a detectar y tratar enfermedades de forma precoz. Estos exámenes contribuyen a una mejor calidad de vida, igual que sucede con llevar hábitos saludables como la alimentación sana, el ejercicio o la higiene.
Revisión ginecológica general
Se trata de la visita rutinaria anual con el objetivo de detectar posibles quistes, fibromas o enfermedades de transmisión sexual (ETS). Para las adolescentes de entre 13 y 14 años, los médicos especialistas recomiendan realizar un estudio pélvico para examinar la vulva y los órganos reproductivos internos, así como un primer control menstrual. Además, en el caso de que la paciente no la haya recibido con anterioridad, es aconsejable administrar la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más comunes. Aunque no hay una edad específica para ir al ginecólogo, lo más habitual es acudir a partir de la primera regla,
Tipos de pruebas ginecológicas y edad a la que deben realizarse
Según los especialistas, las principales pruebas ginecológicas son, además de la revisión ginecológica general, la citología, la mamografía y la ecografía de mama. Estas pruebas varían en función de la edad, el historial clínico y sexual de cada mujer. A continuación, vamos a explicar cada una de ellas.
1. Citología
La citología, también conocida como examen de Papanicolaou, es una de las pruebas ginecológicas más sencillas e importantes que, según los expertos, deben realizarse todas las mujeres de más de 25 años o desde que comiencen a tener relaciones sexuales. Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), debe repetirse cada 3 años para las menores de 30, y cada 5 años desde los 30 a los 65. Permite detectar enfermedades causadas por virus, hongos y bacterias, como el virus del papiloma humano (VPH), y el cáncer de cuello uterino (CCU), que no suele producir síntomas en fases iniciales. Gracias a ello, la citología ha logrado reducir entre un 70-80 % la incidencia y mortalidad de este tipo de cáncer, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
2. Mamografía
Esta prueba es un tipo de radiografía que sirve para diagnosticar el cáncer de mama al permitir la visualización de pequeños tumores, lo que facilitaría un tratamiento temprano. De hecho, las mamografías evitan el 30 % de los fallecimientos de cáncer de mama. La incidencia de este cáncer es mayor entre las mujeres de entre 45 y 65 años. Por ello, los especialistas recomiendan realizar este examen una vez al año a partir de los 40 y cada dos años entre los 50 y 69, a excepción de que la mujer tenga alto riesgo de padecerlo por antecedentes familiares u otros factores.
3. Ecografía de mama
La ecografía de mama es un método complementario a la mamografía, en el que se examinan las mamas mediante ultrasonidos. Es muy recomendable realizar ambas pruebas a las mujeres con mamas muy densas y con menos tejido adiposo. Ayuda a encontrar pequeños tumores que todavía no se han extendido a los ganglios linfáticos, y permite distinguir entre quistes y masas sólidas. La autoexploración frecuente también es esencial para una detección precoz. Para ello, se debe observar si los pechos han cambiado de tamaño, forma o color, o si presentan algún tipo de anomalía o deformidad aparente.
Estas son las pruebas ginecológicas más importantes que, según los médicos especialistas, han de realizarse periódicamente. En resumen, las mujeres menores de 35 años deben acudir al ginecólogo una vez al año para realizarse una exploración y una citología. En el caso de las mujeres de más de 35 años, deberán hacerse las mismas pruebas, junto a una mamografía y ecografía de mama. Además, si se tienen antecedentes familiares de cáncer de mama, puede ser necesaria una analítica de sangre.
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