Una visita ginecológica puede ofrecer muchas ventajas a las pacientes gracias al control que se lleva a cabo sobre sus órganos sexuales. No solamente sirven para saber si realmente están embarazadas, tal y como cree todavía un pequeño segmento de la población, sino muy especialmente para mantener un estado de salud lo más bueno posible a través de la vigilancia de esta parte tan importante de su cuerpo.
En efecto, en esta clase de revisiones puede detectarse a tiempo cualquier incidencia orgánica por muy leve que esta sea. Ello es así hasta el punto de servir como una estrategia muy eficaz y definitiva para prevenir algunas enfermedades. Entre ellas, los procesos tumorales, molestias vaginales, las alteraciones en el flujo y hasta alguna disfunción sexual.
Someterse a revisiones ginecológicas también está muy indicado para llevar una correcta planificación familiar en función de los intereses y del estado del organismo de sus demandantes. A través, por ejemplo, de la aplicación de anticonceptivos o dispositivos intrauterinos (DIU), entre otros métodos de control de la natalidad.
En cualquiera de los casos, es necesario realizar una visita ginecológica al menos una vez al año, independientemente del perfil de cada mujer, desde las más jóvenes a las que ya han abandonado la menstruación. No en vano, acudir a esta visita médica solamente por motivos reproductivos es un grave error que se comete con frecuencia olvidando otros aspectos de gran importancia en la salud de las mujeres y que, en todos los casos, requieren de una exploración muy precisa de sus órganos internos.
Tabla de contenidos
Función preventiva de la consulta ginecológica
Las revisiones ginecológicas, en cualquier caso, constituyen una herramienta de la que disponen en estos momentos todas las mujeres para adoptar una estrategia preventiva. Para ello, deber seguir ciertos procedimientos muy precisos para averiguar cualquier anomalía que presenten sus órganos sexuales.
Una de las pruebas más frecuentes es la citología vaginal, fundamental para comprobar si se han desarrollado células malignas en esta parte del cuerpo, lo que se realiza por medio de la toma de muestras de estos elementos del cuello del útero. Es una prueba determinante para el diagnóstico prematuro del cáncer, siendo la forma más eficaz para prevenirlo o, al menos, para cogerlo a tiempo y poner el tratamiento más oportuno para su erradicación. Este es uno de los motivos por el que todas las mujeres tienen la necesidad de acudir a su ginecólogo para someterse a una revisión de estas características.
La necesidad de una revisión periódica
La segunda parte de los procedimientos de los que consta la revisión ginecológica se basa en la ecografía. Es necesaria para todas las mujeres mayores de 50 años. No en vano, les informarán con toda exactitud del estado del aparato genital interno. Es una prueba muy útil para localizar cualquier alteración en el útero o la aparición de quistes o pólipos en esta parte del cuerpo. Descubrir cualquier anomalía sirve como punto de partida para medir su evolución durante los siguientes meses, siendo preciso un control desde los primeros meses en los cuales se desarrollan estos procesos orgánicos. Además, en función de la edad y de los datos de explotación, podrá ser la base para nuevas pruebas complementarias: mamografía, desitometría ósea, etc.
Dentro de lo que son las consultas ginecológicas, tampoco podemos olvidar todos los aspectos vinculados con la función reproductora de la mujer, desde el seguimiento del embarazo a la puesta en marcha de un plan para dotar de mayor fertilidad a las que desean tener hijos. Para ello hay toda clase de pruebas para determinar cuál es el factor que les impide desarrollar este deseo.
Es hora de que todas las mujeres se conciencien de la trascendencia que puede tener para su salud llevar una buena disciplina de revisiones ginecológicas.